Terminado Devil May Cry. He tenido que ir lento, a pocas misiones por día, para no quemarme y poder acabarlo. Pienso igual que cuando lo empecé, y si bien es fácil apreciar su valor por lo que aportó en su contexto y la influencia generada a posteriori, igual de fácil es pensarlo como videojuego-de-acción (a secas) al lado de muchos otros anteriores para comprobar que palidece a todas luces. Es una obra seminal, pionera en solitario de un subgénero (aunque yo más bien diría un estilo), lo que lo hace importante, pero a mi juicio no es un videojuego conseguido. No termina de encontrarse a sí mismo, se nota una exploración primeriza (con apartados concretos ya conseguidos y medianamente definidos, eso sí). Todo el mundo detesta la secuela, así que imagino que la saga terminaría de definirse con su tercera entrega, casual o no tan casualmente uno de los mejores videojuegos de acción de la historia según muchos. Quizá juegue ambos este año, a ver qué me encuentro.
Y nada, aparte de eso: sigo lentamente con RE6 (una horita cada noche, más o menos) y me dispongo a jugar Nights into Dreams. Bueno, creo. Tengo otros tantos títulos ahí esperando y no tengo claro por cuál tirar.