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<p>[QUOTE="Säbel, post: 91136, member: 6"]</p><p>@Branzzo: Gracias por tu comentario =)</p><p>En si esta historia la había empezado a corregir hace ya tiempo, pero la universidad y otras obligaciones me hicieron dejarla. Ahora que no tengo muchas ocupaciones es que estoy aprovechando para subirla.</p><p>Hay partes que hice hace tiempo y en realidad no se les cambió mucho, como es mucho teto puede que se me llegue a escapar un errocillo por ahi.</p><p></p><p style="text-align: center">= = = = = = = = = =</p><p></p><p><strong>CAPITULO 2</strong></p><p>[spoiler=Clic para leer]<span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">Al caer la medianoche, Orpheus, Azalie y Nolk alcanzaron a Valdrin en el jardín trasero. El vampiro, sin decir palabras, les hizo un gesto para que le siguieran.</span></p><p><span style="font-size: 12px">Tras unos minutos de recorrer los magníficos jardines –llenos con una variedad de árboles y plantas que no habían visto en Xián- llegaron a lo que parecía una capilla, cosa que sorprendió un poco a Nolk. Mientras se aproximaban, Orpheus explicó que los vampiros no solían adorar realmente a los dioses, pero que en esta región le rendían culto a un dios oscuro al que llamaban “Tempestad”, ya que pronunciar su verdadero nombre en voz alta se reservaba sólo para los altos clérigos de su iglesia.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">Por fuera parecería una estructura, pero el interior era claramente una muestra de ostentación: grandes cortinas de terciopelo rojo colgaban de las paredes, un candelabro de oro iluminaba con luz tenue el escudo de Nod, grabado en una placa de oro en la pared al fondo del recinto. Bajo la placa habían colocado varios libreros que lucían repletos de libros, papeles y frascos llenos de líquido, con objetos de los cuales era mejor no preguntar sobre su procedencia.</span></p><p><span style="font-size: 12px">En el lugar también habían colocadas varias mesas, a su vez con libros y otros artilugios desparramados por toda la superficie. El Morunvyll se encontraba reunido alrededor de la mesa que estaba más al fondo de la sala, a la cual se dirigieron los recién llegados. Pudieron observar que las espadas reales yacían rotas sobre un lienzo de tela suave, mientras Jareth realizaba algunos conjuros sobre ellas, ajeno a lo que ocurría a su alrededor.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">Volvieron su atención a los restos de las armas. Ambas eran espadas largas, cuya empuñadura simulaba un dragón visto desde arriba, con las alas extendidas y abrazado a la hoja de la espada; sin embargo, tenían detalles que ayudaban a diferenciarlas.</span></p><p><span style="font-size: 12px">Una de ellas era conocida como Balthar, cuya característica más notable era que la cabeza del dragón la formaba un rubí en forma de diamante, y tenía un texto en runas grabado sobre la hoja. La otra espada se había forjado con Acero de almas, se le llamaba así por el tono negruzco que adquiría ese metal al trabajarse, y porque se creía que al matar a alguien la espada podía absorber su alma. No existían registros de tal cosa, así que por su color se le llamaba simplemente Espada del Dragón Negro. Sobre lo que sería el lomo del dragón, entre las alas, se había grabado y lacado en oro un pentagrama.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Sigo sin creer que las espadas hayan cedido al ataque mágico- Tras varios minutos, Jareth se levantó meditabundo- ¿Qué clase de conjuro sería aquel que pudo destruirlas?</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Me parece que debemos llevárselas al viejo Darktemp para que las arregle.- Tarsic, le acercó un cofre delgado y largo para guardar las espadas rotas.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-¿Te refieres a aquel enano ermitaño que vive cerca de las montañas del sur?- preguntó Orpheus</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-En efecto, Darktemp es el mejor herrero en esta región, sólo alguien con su habilidad sería capaz de restaurarlas por completo. Al menos su estado físico –suspiró el mago antes de continuar- Para devolverles su poder mágico tendré que trabajar en ellas por varios días.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-¿Hablas en serio? ¡Ese viejo es un negrero!- Nolk dejó caer las manos en un gesto de exasperación- ¡Me obligó a cortar leña suficiente para diez inviernos y hacer todas sus tareas domésticas, para compensar la falta de un mísero cobre cuando le pedí que reparara nuestras espadas!</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">Los presentes ahogaron una carcajada, mientras Jareth, ocupado con el cofre, disimulaba con éxito una sonrisa burlona.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Nunca comprendí por qué se volvió ermitaño, cuando los enanos son tan carismáticos y atentos con el mundo…</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Apoyo al muchacho, ¿de verdad es la única opción que tenemos?- el guerrero moreno se acercó a la mesa.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Sabes que si- el mago miró a Dorgan sin inmutarse- si fue severo contigo cuando eras mortal y fuiste su aprendiz no es relevante ahora.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Belarzyne y Valdrin irán con ustedes- Tarsic miraba por la ventana, con una arruga de preocupación ligeramente marcada en el entrecejo- Medela y yo nos quedaremos aquí con Orpheus y su gente. </span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Entendido- Valdrin terminó de ajustar su mochila- Si todo marcha bien volveremos en tres noches. </span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">Así salió la pequeña comitiva rumbo a la cabaña del enano, mientras los demás trataban de relajarse y descansar. Pero nadie se percató de la sombra que sigilosamente se alejó de la ventana y comenzó a deslizarse entre los árboles, siguiendo el camino hacia el bosque, sendero por el que habían partido los viajeros.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">***************************</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">Tarsic caminaba meditabundo hacia el laboratorio de Jareth, en donde se topó con un dragón negro que reposaba junto al edificio. Normalmente no se veían esas criaturas cerca de los poblados, pero este ejemplar tenía costumbres distintas. Rimzet era uno de los dragones que vivían en los pantanos al oeste de Nod. Si bien era relativamente joven –apenas contaba con unos 400 años de edad-, su inteligencia comenzaba a garantizarle el respeto de sus semejantes más viejos. </span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">Algo por lo que era considerado raro era por llevarse relativamente bien con otras criaturas. En su caso fue rescatado por Shadow, quien lo encontró herido y le ayudó a sanar cuando apenas dejaba de ser una cría. Gracias a esto Rimzet le tenía respeto al vampiro, incluso le dejaba montarlo de vez en cuando.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">Al oír a Tarsic, la cabeza del dragón giró en esa dirección para verlo, saludándole con una leve inclinación de cabeza. Estiró las alas antes de volver a echarse, manteniendo la vista fija en el recién llegado: la única razón por la que no les atacaba a él o al resto del Morunvyll, y les permitía acercarse era por simple respeto a los deseos de Shadow. </span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Tanto tiempo sin verte, ¿te puedo ayudar en algo?- dijo el vampiro, inclinando un poco la cabeza como saludo al dragón.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-¿Ya saben algo de Shadow? – inquirió Rimzet, con una voz grave y profunda</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Jamás podré esconderte algo aunque quisiera –Tarsic suspiró- Después de la batalla revisamos el campo, pero no había ni un solo rastro suyo o de Caruman. Fue como si se hubiera esfumado, no estaban sus cenizas ni restos de su ropa en los alrededores. Lo único que Valdrin encontró fueron unas pisadas algo borrosas cerca del lugar; por el tamaño eran de una mujer, pero no de Medela o de Belarzyne.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Hay algo más, ¿cierto?- Rimzet le miró, entrecerrando sus ojillos verdes.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Han pasado casi cinco noches desde que mis compañeros salieron rumbo a la cabaña de Darktemp para llevar las espadas rotas. Deberían haber regresado ayer.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-¿Y… qué piensas hacer? </span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-No tengo opción mas que ir con Medela hacia la cabaña del viejo para ver qué pasó. ¿Podría pedirte un favor?</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Dime, Shadow es mi amigo. Le debo algunos favores.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Ve que todo esté en orden, especialmente en el castillo. Orpheus, su aprendiz y su hermana siguen ahí, no quiero que se involucren más en esto.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-¿Aún están aquí esas sabandijas celestiales? Creí que ya se habían largado- la voz de Rimzet tenía un tinte despectivo</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Tampoco me agrada mucho, ¿pero qué otra cosa puedo hacer? – Tarsic se encogió de hombros – La verdad es que el paladín nos puede ser útil ahora, y el castillo no se queda desprotegido si anda por aquí</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">–¡Qué más da! Sólo lo hago por tu hermano. </span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">Rimzet desplegó majestuosamente sus grandes alas negras y emprendió el vuelo hacia los pantanos, mientras un meditabundo Tarsic le veía alejarse y emprendía el regreso al castillo con cierto pesar en el rostro. Sin perder mucho tiempo, llamó a su hermana y le apresuró a prepararse, debían aprovechar que sus invitados estaban ocupados con el entrenamiento del aprendiz para escabullirse sin que lo notaran.</span></p><p><span style="font-size: 12px">Durante el camino, Medela sacó a colación el tema que Tarsic se esforzaba por evitar.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Tarsic, ¿En qué momento llegamos a esto? ¿Por qué las cosas se torcieron tanto? </span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Supongo que se dio cuando llegó Lord Dragmare a convertirnos en esto - el vampiro miraba fijamente el camino que tenía adelante- Siempre me llamó la atención que se relacionara con los Slypher a sabiendas de lo rastreros que eran, particularmente por las historias que se contaban del regente de esa Casa. </span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">- Pero Caruman parecía ser distinto, Shadow le tenía cierto aprecio aun siendo el nuevo Lord Slypher. Eso hasta que desapareció Lord Dragmare… aun no entiendo cómo fue que le permitimos tomar el control así de fácil y le hacíamos el trabajo sucio.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Jareth descubrió que estábamos bajo un encantamiento muy poderoso, por eso es que nadie se negó. Aunque naturalmente logramos zafarnos después de un tiempo, no sabes la historia completa – la voz de Tarsic tomó un tinte sombrío- Caruman pretendía realizar el ritual de Crevldlor.</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-¿Cómo…?- Medela lo miraba estupefacta-¿Por eso nos obligaba a masacrar a cuanto mortal se nos cruzara enfrente, y a secuestrar a otros esbirros vampíricos de otros feudos?</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-Así es, todo era parte de los sacrificios que necesitaba para obtener el poder de aquel vampiro que en tiempos antiguos descendió al Abismo y se convirtió en dios – Tarsic hizo una mueca de desagrado- Él le explicó que después del ritual crearían más vampiros. Esto porque el recipiente del ritual necesitaba alimentarse de sus semejantes más débiles para sobrevivir. Sobra decir que a Shadow no le gustó nada esto y se decidió a tomar el lugar que le correspondía una vez se disipó el encantamiento…</span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">Un ruido entre los arbustos sobresaltó a los hermanos, pero antes de que alguno pudiera reaccionar, una ráfaga de viento muy fuerte les derribó. Cuando Tarsic se incorporó vio cómo Medela se elevaba en el aire, se convulsionaba de forma violenta y repentinamente se quedaba inmóvil; instantes después comenzó a materializarse una figura detrás de ella que le sostenía por el cuello, pero él sólo atinó a huir rumbo a la cabaña. </span></p><p><span style="font-size: 12px">No sabía cuánto tiempo había durado en su enloquecida carrera cuando repentinamente se detuvo en seco. Cayó en cuenta de algo: la figura le recordaba algo vagamente, aunque no sabía quién era, le parecía familiar. </span></p><p><span style="font-size: 12px"></span></p><p><span style="font-size: 12px">-¡No! ¿Cómo podría ser él? – Tarsic se dijo, incrédulo, antes de que el olor acre del humo llegara a su nariz- ¡Maldición! ¡Viene de la cabaña de Darktemp!</span>[/spoiler]</p><p>[/QUOTE]</p>
[QUOTE="Säbel, post: 91136, member: 6"] @Branzzo: Gracias por tu comentario =) En si esta historia la había empezado a corregir hace ya tiempo, pero la universidad y otras obligaciones me hicieron dejarla. Ahora que no tengo muchas ocupaciones es que estoy aprovechando para subirla. Hay partes que hice hace tiempo y en realidad no se les cambió mucho, como es mucho teto puede que se me llegue a escapar un errocillo por ahi. [CENTER]= = = = = = = = = =[/CENTER] [b]CAPITULO 2[/b] [spoiler=Clic para leer][SIZE=3] Al caer la medianoche, Orpheus, Azalie y Nolk alcanzaron a Valdrin en el jardín trasero. El vampiro, sin decir palabras, les hizo un gesto para que le siguieran. Tras unos minutos de recorrer los magníficos jardines –llenos con una variedad de árboles y plantas que no habían visto en Xián- llegaron a lo que parecía una capilla, cosa que sorprendió un poco a Nolk. Mientras se aproximaban, Orpheus explicó que los vampiros no solían adorar realmente a los dioses, pero que en esta región le rendían culto a un dios oscuro al que llamaban “Tempestad”, ya que pronunciar su verdadero nombre en voz alta se reservaba sólo para los altos clérigos de su iglesia. Por fuera parecería una estructura, pero el interior era claramente una muestra de ostentación: grandes cortinas de terciopelo rojo colgaban de las paredes, un candelabro de oro iluminaba con luz tenue el escudo de Nod, grabado en una placa de oro en la pared al fondo del recinto. Bajo la placa habían colocado varios libreros que lucían repletos de libros, papeles y frascos llenos de líquido, con objetos de los cuales era mejor no preguntar sobre su procedencia. En el lugar también habían colocadas varias mesas, a su vez con libros y otros artilugios desparramados por toda la superficie. El Morunvyll se encontraba reunido alrededor de la mesa que estaba más al fondo de la sala, a la cual se dirigieron los recién llegados. Pudieron observar que las espadas reales yacían rotas sobre un lienzo de tela suave, mientras Jareth realizaba algunos conjuros sobre ellas, ajeno a lo que ocurría a su alrededor. Volvieron su atención a los restos de las armas. Ambas eran espadas largas, cuya empuñadura simulaba un dragón visto desde arriba, con las alas extendidas y abrazado a la hoja de la espada; sin embargo, tenían detalles que ayudaban a diferenciarlas. Una de ellas era conocida como Balthar, cuya característica más notable era que la cabeza del dragón la formaba un rubí en forma de diamante, y tenía un texto en runas grabado sobre la hoja. La otra espada se había forjado con Acero de almas, se le llamaba así por el tono negruzco que adquiría ese metal al trabajarse, y porque se creía que al matar a alguien la espada podía absorber su alma. No existían registros de tal cosa, así que por su color se le llamaba simplemente Espada del Dragón Negro. Sobre lo que sería el lomo del dragón, entre las alas, se había grabado y lacado en oro un pentagrama. -Sigo sin creer que las espadas hayan cedido al ataque mágico- Tras varios minutos, Jareth se levantó meditabundo- ¿Qué clase de conjuro sería aquel que pudo destruirlas? -Me parece que debemos llevárselas al viejo Darktemp para que las arregle.- Tarsic, le acercó un cofre delgado y largo para guardar las espadas rotas. -¿Te refieres a aquel enano ermitaño que vive cerca de las montañas del sur?- preguntó Orpheus -En efecto, Darktemp es el mejor herrero en esta región, sólo alguien con su habilidad sería capaz de restaurarlas por completo. Al menos su estado físico –suspiró el mago antes de continuar- Para devolverles su poder mágico tendré que trabajar en ellas por varios días. -¿Hablas en serio? ¡Ese viejo es un negrero!- Nolk dejó caer las manos en un gesto de exasperación- ¡Me obligó a cortar leña suficiente para diez inviernos y hacer todas sus tareas domésticas, para compensar la falta de un mísero cobre cuando le pedí que reparara nuestras espadas! Los presentes ahogaron una carcajada, mientras Jareth, ocupado con el cofre, disimulaba con éxito una sonrisa burlona. -Nunca comprendí por qué se volvió ermitaño, cuando los enanos son tan carismáticos y atentos con el mundo… -Apoyo al muchacho, ¿de verdad es la única opción que tenemos?- el guerrero moreno se acercó a la mesa. -Sabes que si- el mago miró a Dorgan sin inmutarse- si fue severo contigo cuando eras mortal y fuiste su aprendiz no es relevante ahora. -Belarzyne y Valdrin irán con ustedes- Tarsic miraba por la ventana, con una arruga de preocupación ligeramente marcada en el entrecejo- Medela y yo nos quedaremos aquí con Orpheus y su gente. -Entendido- Valdrin terminó de ajustar su mochila- Si todo marcha bien volveremos en tres noches. Así salió la pequeña comitiva rumbo a la cabaña del enano, mientras los demás trataban de relajarse y descansar. Pero nadie se percató de la sombra que sigilosamente se alejó de la ventana y comenzó a deslizarse entre los árboles, siguiendo el camino hacia el bosque, sendero por el que habían partido los viajeros. *************************** Tarsic caminaba meditabundo hacia el laboratorio de Jareth, en donde se topó con un dragón negro que reposaba junto al edificio. Normalmente no se veían esas criaturas cerca de los poblados, pero este ejemplar tenía costumbres distintas. Rimzet era uno de los dragones que vivían en los pantanos al oeste de Nod. Si bien era relativamente joven –apenas contaba con unos 400 años de edad-, su inteligencia comenzaba a garantizarle el respeto de sus semejantes más viejos. Algo por lo que era considerado raro era por llevarse relativamente bien con otras criaturas. En su caso fue rescatado por Shadow, quien lo encontró herido y le ayudó a sanar cuando apenas dejaba de ser una cría. Gracias a esto Rimzet le tenía respeto al vampiro, incluso le dejaba montarlo de vez en cuando. Al oír a Tarsic, la cabeza del dragón giró en esa dirección para verlo, saludándole con una leve inclinación de cabeza. Estiró las alas antes de volver a echarse, manteniendo la vista fija en el recién llegado: la única razón por la que no les atacaba a él o al resto del Morunvyll, y les permitía acercarse era por simple respeto a los deseos de Shadow. -Tanto tiempo sin verte, ¿te puedo ayudar en algo?- dijo el vampiro, inclinando un poco la cabeza como saludo al dragón. -¿Ya saben algo de Shadow? – inquirió Rimzet, con una voz grave y profunda -Jamás podré esconderte algo aunque quisiera –Tarsic suspiró- Después de la batalla revisamos el campo, pero no había ni un solo rastro suyo o de Caruman. Fue como si se hubiera esfumado, no estaban sus cenizas ni restos de su ropa en los alrededores. Lo único que Valdrin encontró fueron unas pisadas algo borrosas cerca del lugar; por el tamaño eran de una mujer, pero no de Medela o de Belarzyne. -Hay algo más, ¿cierto?- Rimzet le miró, entrecerrando sus ojillos verdes. -Han pasado casi cinco noches desde que mis compañeros salieron rumbo a la cabaña de Darktemp para llevar las espadas rotas. Deberían haber regresado ayer. -¿Y… qué piensas hacer? -No tengo opción mas que ir con Medela hacia la cabaña del viejo para ver qué pasó. ¿Podría pedirte un favor? -Dime, Shadow es mi amigo. Le debo algunos favores. -Ve que todo esté en orden, especialmente en el castillo. Orpheus, su aprendiz y su hermana siguen ahí, no quiero que se involucren más en esto. -¿Aún están aquí esas sabandijas celestiales? Creí que ya se habían largado- la voz de Rimzet tenía un tinte despectivo -Tampoco me agrada mucho, ¿pero qué otra cosa puedo hacer? – Tarsic se encogió de hombros – La verdad es que el paladín nos puede ser útil ahora, y el castillo no se queda desprotegido si anda por aquí –¡Qué más da! Sólo lo hago por tu hermano. Rimzet desplegó majestuosamente sus grandes alas negras y emprendió el vuelo hacia los pantanos, mientras un meditabundo Tarsic le veía alejarse y emprendía el regreso al castillo con cierto pesar en el rostro. Sin perder mucho tiempo, llamó a su hermana y le apresuró a prepararse, debían aprovechar que sus invitados estaban ocupados con el entrenamiento del aprendiz para escabullirse sin que lo notaran. Durante el camino, Medela sacó a colación el tema que Tarsic se esforzaba por evitar. -Tarsic, ¿En qué momento llegamos a esto? ¿Por qué las cosas se torcieron tanto? -Supongo que se dio cuando llegó Lord Dragmare a convertirnos en esto - el vampiro miraba fijamente el camino que tenía adelante- Siempre me llamó la atención que se relacionara con los Slypher a sabiendas de lo rastreros que eran, particularmente por las historias que se contaban del regente de esa Casa. - Pero Caruman parecía ser distinto, Shadow le tenía cierto aprecio aun siendo el nuevo Lord Slypher. Eso hasta que desapareció Lord Dragmare… aun no entiendo cómo fue que le permitimos tomar el control así de fácil y le hacíamos el trabajo sucio. -Jareth descubrió que estábamos bajo un encantamiento muy poderoso, por eso es que nadie se negó. Aunque naturalmente logramos zafarnos después de un tiempo, no sabes la historia completa – la voz de Tarsic tomó un tinte sombrío- Caruman pretendía realizar el ritual de Crevldlor. -¿Cómo…?- Medela lo miraba estupefacta-¿Por eso nos obligaba a masacrar a cuanto mortal se nos cruzara enfrente, y a secuestrar a otros esbirros vampíricos de otros feudos? -Así es, todo era parte de los sacrificios que necesitaba para obtener el poder de aquel vampiro que en tiempos antiguos descendió al Abismo y se convirtió en dios – Tarsic hizo una mueca de desagrado- Él le explicó que después del ritual crearían más vampiros. Esto porque el recipiente del ritual necesitaba alimentarse de sus semejantes más débiles para sobrevivir. Sobra decir que a Shadow no le gustó nada esto y se decidió a tomar el lugar que le correspondía una vez se disipó el encantamiento… Un ruido entre los arbustos sobresaltó a los hermanos, pero antes de que alguno pudiera reaccionar, una ráfaga de viento muy fuerte les derribó. Cuando Tarsic se incorporó vio cómo Medela se elevaba en el aire, se convulsionaba de forma violenta y repentinamente se quedaba inmóvil; instantes después comenzó a materializarse una figura detrás de ella que le sostenía por el cuello, pero él sólo atinó a huir rumbo a la cabaña. No sabía cuánto tiempo había durado en su enloquecida carrera cuando repentinamente se detuvo en seco. Cayó en cuenta de algo: la figura le recordaba algo vagamente, aunque no sabía quién era, le parecía familiar. -¡No! ¿Cómo podría ser él? – Tarsic se dijo, incrédulo, antes de que el olor acre del humo llegara a su nariz- ¡Maldición! ¡Viene de la cabaña de Darktemp![/SIZE][/spoiler] [/QUOTE]
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